El plástico ya ha llegado a nuestros órganos y tejidos
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Una nueva investigación concluye que los micro y nanoplásticos, que contaminan todos los elementos del planeta (tierra, agua y aire), ya se encuentran en nuestro organismo con consecuencias imprevisibles.
Cuando pensamos en una dieta equilibrada y saludable, lo primero que se nos viene a la cabeza es la dieta mediterránea. Frutas, verduras, legumbres, frutos secos, aceite de oliva, lácteos, pescados, carnes blancas o cereales son algunos de sus componentes que cada uno incorporamos en función de nuestros gustos o convicciones. Pero hay un ingrediente secreto que cada vez está más presente sin que seamos conscientes de ello: el plástico.
Hace poco más de un año, una investigación de la Universidad de Newcastle (Australia) solicitada por la organización ecologista WWF, concluía que a la semana ingerimos, a través de diferentes fuentes el equivalente a una tarjeta de crédito en plástico, es decir, unas 2.000 pequeñas piezas de plástico cuyo peso alcanza los 5 gramos. Así pues, al mes ingerimos 21 gramos y al año más de 250. Todavía no existe evidencia científica suficiente para comprender el impacto del consumo de plástico sobre la salud, pero obviamente no aporta minerales, vitaminas, fibra o proteínas.
Y el problema, lejos de menguar, sigue acrecentándose y arrojando datos preocupantes. No en vano, una reciente investigación, presentada en el Congreso virtual de Otoño de la Sociedad Americana de Química (ACS), concluye que los plásticos, micro y nanoplásticos, que contaminan todos los elementos del planeta (tierra, agua y aire) han llegado hasta los tejidos y órganos humanos.
“Se pueden encontrar plásticos contaminantes en prácticamente todos los lugares del mundo y, en unas pocas décadas, hemos pasado de ver el plástico como un beneficio maravilloso a considerarlo una amenaza. Hay evidencia de que el plástico se está abriendo camino en nuestros cuerpos, pero muy pocos estudios lo han buscado allí. Y en este punto, no sabemos si este plástico es solo una molestia o si representa un peligro para la salud humana” explica Charles Rolsky, investigador de la Universidad Estatal de Arizona y uno de los autores del estudio.
Los científicos definen los microplásticos como fragmentos de plástico de menos de 5 mm, o alrededor de 0,2 pulgadas, de diámetro, mientras que los nanoplásticos son incluso más pequeños, con diámetros inferiores a 0,001 mm. La investigación en modelos animales y de vida silvestre ha relacionado la exposición a micro y nanoplásticos con la infertilidad, la inflamación y el cáncer, pero actualmente se desconocen los resultados de salud en las personas.
Presencia confirmada y muy extendida
En su estudio, los investigadores analizaron 47 muestras de tejidos del cerebro, y de los cuatro órganos más expuestos a la filtración de microplásticos: los pulmones, el hígado, el bazo y los riñones. El método empleado permite a los investigadores detectar docenas de tipos de componentes plásticos en los tejidos humanos, incluidos el policarbonato (PC), el polietileno tereftalato (PET) y el polietileno (PE).
Y los resultados del trabjao confirman la presencia de plásticos en todas las muestras, y el bisfenol A (BPA), que todavía se utiliza en muchos envases de alimentos a pesar de los problemas de salud que provoca, apareció en las 47 muestras humanas.
“¿Debería preocuparse la gente por la alta frecuencia de detección de componentes plásticos en los tejidos humanos? No queremos ser alarmistas, pero es preocupante que estos materiales no biodegradables que están presentes en todas partes puedan ingresar y acumularse en los tejidos humanos, y no conocemos los posibles efectos en la salud”, concluye Varun Kelkar, coautor del estudio.
Tomado de: www.as.com