Y si no puede oler el mundo, qué
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POR FEDERICO KUKSO-AGENCIA SINC
EN DEFINITIVA
La repentina merma del olfato y el gusto podría ser uno de los síntomas de covid-19. No se trataría de la primera infección que produce alteraciones de las percepciones nasales.
En sus casi 70 años de carrera, el neurólogo y escritor Oliver Sacks atendió y narró toda clase de casos en los límites de la experiencia humana. Como un neuroantropólogo, este médico, que murió en 2015, coleccionó historias de personas que convivían con una gran diversidad de trastornos neurológicos.
Uno de los relatos que le llamó la atención y que registró en su libro El hombre que confundió a su mujer con un sombrero es el de un hombre marcado por una intensa sensación de ausencia. “Nunca había reparado en el sentido del olfato, pero cuando lo perdí fue como quedarme completamente ciego”, le reveló a Sacks este individuo que había sufrido una lesión en la cabeza, la cual deterioró gravemente sus áreas olfativas. “La vida perdió mucho de su sabor… uno no se da cuenta de hasta qué punto el sabor es olor. (…) Todo mi mundo se empobreció radicalmente de pronto”.
Estas semanas muchas personas experimentan la misma sensación que aquel hombre. En el Reino Unido, Alemania, Francia, Estados Unidos, Corea del Sur, Italia y España, un número cada vez mayor de individuos han reportado la pérdida parcial o total del olfato (anosmia) junto con otros síntomas de covid-19.
No oler
No sería la primera vez que un virus provoca una afección de las células nerviosas que se encuentran en el techo de las fosas nasales. “Las alteraciones del olfato se pueden dar por infecciones de toda clase de virus como el de la gripe, el virus sincitial respiratorio humano, rinovirus, adenovirus”, indica la otorrinolaringóloga Graciela Soler, fundadora del Grupo de Estudio de Olfato y Gusto (GEOG) de Argentina e integrante del Clinical Olfactory Working Group (COWoG). “Hay virus que pueden ir más allá y dañar células del bulbo olfatorio en el cerebro”.
En un informe conjunto, la presidenta de la British Rhinological Society, Claire Hopkins, y Nirmal Kumar, presidente de la asociación de otorrinolaringólogos inglesa (ENT UK), dijeron que se cree que los coronavirus previos representan entre el 10 y el 15 % de los casos de anosmia.
Se conocen más de 200 virus que afectan a las células de la mucosa olfatoria y dañan los receptores del olfato, causando que pierdan las finas terminaciones que les permiten recoger las moléculas odoríferas.
“Una de las ideas en este momento es que partículas del nuevo coronavirus se adhieren a las fibras nerviosas de las neuronas ─explica el biólogo Hanns Hatt de la Universidad Ruhr Bochum─ e interfieren con la línea de impulso eléctrico”.
En el caso de una anosmia provocada por una infección viral, se trata de una pérdida brusca del olfato que persiste, por ejemplo, después de la congestión nasal que acompaña el resfriado común. En otros casos, estos trastornos pueden darse por alergias, por hinchazón de la nariz y los senos paranasales (como la sinusitis crónica), como consecuencia de traumatismos, tumores cerebrales, uso continuado de drogas, por exposición a toxinas como el amoníaco, formaldehído, solvente de pintura y cloro y por enfermedades como sífilis, meningitis, esclerosis múltiple, párkinson y alzhéimer.
En menor proporción, la anosmia puede ser congénita. Algunas personas nacen sin sentido del olfato. El síndrome de Kallman, por ejemplo, es una alteración genética rara que se presenta más en hombres que en mujeres. Las personas que la padecen tienen problemas de fertilidad y son incapaces de oler.
CONTEXTO DE LA NOTICIA
PARA SABER MÁS
TAMPOCO SABOREAR
La Organización Mundial de la Salud estima que el 5 % de la población es anósmica, o sea, que no puede percibir ningún olor ni tampoco saborear la comida, dada la íntima conexión entre el olfato y el gusto. Lo único que pueden distinguir es su textura y temperatura.
Ya lo dijo Jean Anthelme Brillat-Savarin en La fisiología del gusto (1825): “El olfato y el gusto son de hecho un solo sentido cuyo laboratorio es la boca y su chimenea la nariz”.
Tomado de: www.elcolombiano.com