Vértigo, sensación de mareo y detección temprana de una pérdida auditiva
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Cuando una persona afirma que “el mundo le está dando vueltas” mientras tiene un episodio de vértigo no está exagerando. Quienes lo padecen viven con la sensación de que los elementos alrededor no paran de girar.
Para comprender en qué consiste realmente este trastorno es necesario ir más allá de ese tambaleo. Lo primero es conocer las dos clases de vértigo existentes. Uno es el central y está relacionado con el sistema nervioso, es continuo y puede ser causado por enfermedades cardiovasculares, tumores y algunos fármacos anticonvulsivos. El otro es el periférico y se vincula directamente con esa zona del oído interno encargada de controlar el equilibrio. En esta categoría el más común es el llamado vértigo posicional paroxístico benigno, en palabras más sencillas, es el incremento repentino de esa sensación de mareo asociada, generalmente, a los movimientos de la cabeza: de arriba a abajo o de un lado hacia el otro. Aquí los episodios son breves, incluso duran menos de un minuto y se acompañan de otros síntomas como vómito, sudoración o un movimiento anormal de los ojos.
¿Es posible prevenir el vértigo? ¿Cómo es el tratamiento? La doctora Patricia Pareja, especialista en otorrinolaringología en el centro audiológico Audivel, le da respuesta a las inquietudes más comunes.
¿Cuál es la principal causa del vértigo?
La especialista explica que “existe algo llamado sistema vestibular y está conformado por partes del oído interno y del cerebro; juntas se encargan de procesar el control del equilibrio corporal y el movimiento de los ojos. Cuando se presenta una disfunción en este sistema aparecen una serie de síntomas, entre ellos, el vértigo”. Otro síntoma de esta disfunción puede ser la pérdida de audición. Afecta a muchas personas y las posibilidades incrementan con la edad.
Cuando se presentan pérdidas auditivas súbitas, alteraciones del equilibrio o pitidos constantes en el oído es clave descartar otra patología igual de frecuente: la enfermedad de Ménière. “Es un trastorno del oído interno y se caracteriza por la siguiente triada: sonido en el oído similar a un rugido, pérdida de la audición y mareos constantes”.
¿Cómo es el tratamiento para el vértigo?
El primer paso es una visita al otorrinolaringólogo para una evaluación y un diagnóstico preciso. “Nosotros realizamos maniobras específicas y exámenes vestibulares antes de entregar el diagnóstico final. Posteriormente se inicia un tratamiento para reposicionar las células del sistema vestibular que han salido de su estructura tradicional”, complementa la doctora Pareja.
Después de las maniobras realizadas por el especialista en otorrinolaringología es necesario que el paciente guarde reposo entre tres y siete días, teniendo en cuenta el episodio de vértigo. “Una vez el paciente note que la sensación de mareo es menor, puede realizar ejercicios físicos como complemento al tratamiento médico”, afirma la doctora Pareja. Si se trata de un episodio agudo puede durar más de un día y la recuperación tardar más de lo esperado, a pesar del tratamiento. “Aunque el paciente sienta que mejora con el reposo debe tener en cuenta que las crisis pueden regresar y persistir durante algunas semanas. Por esto es esencial el acompañamiento familiar: ellos le van a transmitir cierta tranquilidad al paciente y, en caso de una recaída, meses o años después, esos episodios no sean tan angustiantes”.
¿Se pueden prevenir y detectar a tiempo los trastornos relacionados con la capacidad auditiva?
La clave está en evitar traumas acústicos y ser cuidadosos con las infecciones de oídos mal tratadas, explica la especialista de la IPS Audivel. Es muy importante alejarse de la exposición inducida a ruidos y acudir a chequeos audiológicos constantes. Añade que “así como vamos perdiendo la visión con la edad también perdemos la audición. Así mismo, existen medicamentos denominados ototóxicos, que pueden llegar a tener alteraciones a nivel del oído interno o del órgano de la audición que conocemos como cóclea”.
La doctora Patricia Pareja resalta que este tipo de patologías pueden detectarse desde edades tempranas. “En los recién nacidos podemos detectarlo mediante un tamizaje auditivo, con tecnología de punta, para medir bajo ciertos parámetros el nervio auditivo y determinar si el niño escucha o no. Para los pacientes de mayor edad son necesarias las evaluaciones clínicas para determinar el origen de la pérdida auditiva y así descartar pitos en el oído o alteraciones en la función del equilibrio”.
Para una valoración multidisciplinaria puede agendar su cita aquí.
Tomado de: www.elcolombiano.com